En un recital impecable que será recordado por mucho tiempo.
Por Janinne Pérez González
Fotos: @hormiguitaviajerapy
Hace un poco más de 30 años, Brasil veía el nacimiento de un dúo musical que marcaría un hito en el mundo del espectáculo, Zezé Di Camargo y Luciano llegaban al escenario con “É o amor”, una canción que no solo reflejaba el sentimiento de Zezé hacia su esposa Zilú, sino que además, era el resultado de toda una vida de sacrificios en nombre de la pasión que su familia sentía por la música.
Francisco Camargo, padre de los artistas, era un campesino que creía fielmente sus hijos podrían llegar a convertirse en estrellas, hizo de todo para formarlos empíricamente en el arte y apostó sus fichas a un dueto integrado por Mirosmar (Zezé) y Emival, quien falleció en un desafortunado accidente y puso fin al dueto “Camargo y Camarginho”. Pero el sueño no acabó allí, pues Zezé siguió luchando y escarbando oportunidades para consolidarse en el rubro musical, hasta que llegó su hermano menor, Welsinho (Luciano) y le dio la chispa que precisaba para convertirse en quienes son hoy en día.
Este maravilloso dueto estuvo en nuestro país el fin de semana brindando un recital magnífico, en donde dejaron en claro que el motor que les mueve es el amor, el amor al arte, a la música, y a las alegrías que se gestan de esa conexión con el público.
Pasaron 15 minutos de las 22 horas cuando las 5000 almas que llegaron al SND gritaron de forma ensordecedora al escuchar los acordes que indicaban el inicio de una narración que sería escrita con el lenguaje del corazón.
“Sonho do amor” fue la canción con la que inició este capítulo en la vida de sus fans. El público conformado por familias, parejas, amigos y personas de todas las edades y provenientes de diversos rincones del país y de los países vecinos como Argentina, Brasil y Bolivia, fueron testigos de este romance que continuó con “Como um anjo”. Ambos artistas se compenetraban de una forma natural en el escenario e interactuaban con el público de una forma familiar y coloquial.
Zezé se conmovió con la reacción de la gente y hasta se animó a lanzar un “palabrao” pues no encontró en palabras civilizadas alguna que alcance para elogiar la conexión que se estaba dando con sus fanáticos, extasiados con el talento del dueto.
El fenómeno de ZCL es realmente digno de destacar, pues sabemos que debido a la gran cantidad poblacional de Brasil, sus artistas se vuelven masivos pero dentro de sus límites, llenan estadios y venden miles y miles de discos, y son muy pocos los artistas que logran cruzar sus fronteras, y entre ellos, están Zezé y Luciano, quienes tienen récord en grabaciones y regrabaciones en Brasil, sus canciones fueron temas de telenovelas y han cruzado sus fronteras llegando a conquistar terrenos en donde el portugués ni siquiera es familiar.
Pero ellos, también se nutren de otras culturas, en especial de la nuestra y eso fue demostrado el sábado cuando confesaron que están enamorados de la música paraguaya, tanto que Zezé pidió a la producción que añada al show un segmento en donde artistas paraguayos (dos guitarras y un arpa) los acompañen. Al momento en que apareció el trío interpretando “La carreta campesina”, Zezé los acompañó con el acordeón, instrumento que aprendió a ejecutar cuando apenas era un niño.
El brasileño quedó maravillado con el talento del arpista Alberto Benítez, tanto que le pidió que interprete un par de canciones más, mientras él lo observaba con una enorme sonrisa. Confesó después que a él le encanta observar la ejecución del arpa paraguaya, instrumento al que calificó de “celestial”.
Aún faltaba más, estando en Paraguay, era inevitable eludir la canción “La cautiva”, interpretada en un “guarañol”, el dueto reafirmaba su admiración hacia los acordes propios de nuestra tierra guaraní.
La noche ya con una gran dosis de emociones exacerbadas, fue cargada con más al sacar al tapete la canción “É o amor”, tema que los llevó al estrellato y sigue sonando como si fuera un gran estreno. Las lágrimas rodaron cuando a continuación sonó “No día que eu saí de casa” canción que se popularizó con la película biográfica del dueto.
Y para cerrar la noche con un broche de alegría indiscutible, sonó “mexe que é bom”, canción popular de las fiestas sertanejas que obligan a saltar y a bailar.
De esta manera, este maravilloso dueto nos dejó en claro de que el corazón solo habla un idioma y que ese idioma es capaz de ser entendido por todo el mundo a través de una conexión emocional, pues es el idioma del amor.