La Rosalía quedará en la retina de los espectadores paraguayos debido a su despliegue de carisma.
Por Mónica Martínez
Foto: Te Cuento
La inmensa cantidad de espectadores que aguardaban frente al Stage de la “Moto Mami” fue retribuido con un tremendo espectáculo por parte de la Rosalía, poseedora de una belleza cautivante, sumado a una personalidad afable y talento escénico con alto despliegue coreográfico.
No se guardó nada de sus conocidos éxitos y tema tras tema fue armando cual pieza de rompecabezas finamente estructurado un show digno de una propia transmisión televisiva incluso. Dos pantallas gigantes colocadas a los lados del escenario permitían disfrutar tranquilamente del concierto.
La interacción constante con el público, la típica frase Rohayhu Paraguay, un cálido abrazo con un fan que se esmaltó las uñas en honor a ella, propuestas de ser su bizcochito que con suma picardía la Rosi respondía, ¿hasta su solidaridad con todos al consultarnos si “¿estábamos bien?” si teníamos “agüita” y cuando al unísono el público respondió “¡Nooo!”, esto bastó para que ella enviase agüita con uno de los integrantes de su staff.
Dulzura, empatía, baile, sensualidad y talento fueron los condimentos esenciales.
El cierre abrupto del espectáculo nubló levemente todo lo vivido antes, por algún inconveniente de energía que afectó el audio para la cantante, que justo en ese momento sostenía la bandera LGBT al cuerpo, pide silencio al público y con gestos manuales de cariño se despide cerrando así su show.
Habrá que repetir una siguiente visita tal vez para cerrar “con altura” lo que el Día 2 para la Rosalía no pudo ser broche de oro, pero mientras quedará en la retina, los videos y el corazón la dicha de haber disfrutado en vivo su paso por el icónico Asunciónico 2023.