El viernes se vivió algo nunca visto en nuestro país.

Bad Bunny en Paraguay

Por Janinne Pérez González

Aproximadamente unas 60 mil almas se agolparon en las instalaciones del club Cerro Porteño para disfrutar del show del artista global número uno de los últimos tiempos, título otorgado por varias plataformas musicales y ni hablar de la cantidad de premios que obtuvo y lo que genera en las redes sociales, estamos hablando de Bad Bunny, quien desde el 2016 se ha convertido en un verdadero fenómeno.

Es la primera vez que un artista que está en la cúspide de su carrera pone a Paraguay en su hoja de ruta y ofrece un concierto soul out (entradas agotadas), destronando de esta manera a Bronco, grupo quien hasta la semana pasada llevaba la delantera en show multitudinario desarrollado en nuestro país.

No voy a hablar de la falta de controles ni de las falencias que se evidenciaron el viernes último en materia de seguridad y otras cuestiones, sino que me referiré netamente al show de Bad Bunny, un artista que puede gustar o no, pero es el número uno actualmente y con lo que vimos en la Nueva Olla quedó plenamente justificado.

Unas 60 mil personas vibraron con Bad Bunny

Explosivo, ardiente, enérgico, no hay otras palabras más aptas para calificar esta presentación. Fue increíble escuchar a esas almas coreando todas sus canciones, bailando y saltando con una euforia contagiante.

Ni hablar de los fuegos artificiales, las luces y la palmera voladora. Benito sin duda, sabe cómo ganarse al público y en Paraguay lo hizo escuchando la canción “Ojos Rojos” de los Kchiporros, fue sin duda el momento más impactante del concierto porque vimos a Bad Bunny sentado en un sillón con un vinito disfrutando de una canción de un grupo nacional, algo que jamás pasó, o al menos yo no vi en todos los shows que me cupo cubrir.

Bad Bunny disfrutando de “Ojos Rojos”

El sujeto goza de un carisma natural, se lo vio suelto en el escenario, nada forzado, se paseó por la pasarela y le dio al público una inmensa dosis de alegría. No hay nada más que decir, puede que Bad Bunny no cante canciones que se anotarán en la historia musical, puede que no sea el mejor intérprete, puede que no tenga la mejor voz, pero es el ídolo de la nueva generación y eso es algo que hay que aceptar y respetar.

Me gusta ver que Paraguay figura en el mapa, me gusta ver la foto del estadio repleto recorriendo las redes sociales y espero de corazón que esto sirva de aprendizaje para mejorar en materia organizativa porque ahora que estamos en la retina del mundo deberíamos tener en cuenta todos los detalles para que los artistas de primer nivel no borren a Paraguay de sus rutas porque simplemente somos “cachafaces” a la hora de organizar un evento multitudinario como el que vivimos el viernes.